Las 10 etiquetas argentinas que cambiaron nuestra forma de beber
MALAMADO: la reinvención del Oporto
En nuestro país existían vinos fortificados, pero no fue hasta la aparición de Malamado que los consumidores los tomaron por buenos. La historia de su elaboración es sencilla. Rodolfo Montenegro, enólogo de Familia Zuccardi, viajó a Portugal en 1999 y trajo la idea de un vino fortificado, tal y como se hacen en el D’Ouro. José Alberto Zuccardi puso las condiciones: debía ser de Malbec y no podía llamarse Oporto. Malamado 2000, la primera cosecha de este “Malbec a la manera de Oporto” –el nombre fue creación del multifacético artista y chef Jorge Schussheim -, fue un vino que conmovía a cualquiera que lo probara. Hoy tiene 5 cosechas a la venta y 10 vendimias en producción, e incluso dos hermanos menores, un Viognier y un Dry, al que pronto se le sumará un tercero. Elaboran unas 12.000 cajas por año que se venden sin esfuerzo y ha sido replicado por varias bodegas. Cuesta 85 pesos.
COSECHA TARDIA DE NORTON: nacen los vinos tardíos
Un solo dato da cuenta de la novedad marcada por este vino: lleva el nombre de la categoría. Nació a principios de los 90, cuando Jorge Riccitelli, por entonces flamante enólogo de Norton, ensayó con un Chardonnay tardío, frutal, fresco y dulce. Primero fue un producto de consumo interno, que se vendía a cuentagotas en la bodega, pero para 1995 ya era parte troncal del porfolio. A la fecha, representa una parte importante de las ventas totales de la compañía y presenta su primera ramificación, con el lanzamiento del primer espumante tardío del país. Nunca fue un vino caro y hoy cuesta 20 pesos. Fiel a la filosofía de la casa estuvo siempre al alcance del consumidor y así inauguró una categoría que ha llegado a tener más de 30 etiquetas en el mercado, algunas muy buenas, aunque la mayoría equivocadas de concepto: vinos caros, dulces y con poca gracia.
NEW AGE: comienza la era de los frizantes
Cómo fue que Bianchi, una bodega tan tradicional, llegó a inventar la categoría más desenfadada del vino argentino, es una pregunta que merece una explicación. Corría la década del 90 y “Tincho” Bianchi era el motor creativo de la bodega familiar. El se daba cuenta que el negocio del vino cambiaría en el corto plazo y había que estar listo para la “nueva era”. En 1996 logró hacer una prueba piloto: ese verano y sólo en la costa atlántica se lanzó New Age, un vino ligeramente espumoso, marcadamente dulce, aromático y refrescante. El truco estaba en la etiqueta: la botella funcionaba como una lupa a través de la cual se veía el rostro de una mujer, una innovación a nivel mundial que Bianchi patentó en el acto. Fue un boom. Se vendió todo en esos primeros meses y la bodega sistemáticamente quebró stock cada año. Pronto fue imitado, y así nacieron los frizantes y un nuevo consumidor, noctámbulo y desprejuiciado. New Age cuesta 17 pesos.
CALLIA ALTA SYRAH: el primer best buy
En diciembre de 2003 llegaba a la góndola un vino que se las traía: Callia Alta Syrah, que supo cautivar al consumidor de carne y hueso con un estilo de vinos de alto impacto –con algún azúcar residual- y una ecuación de calidad-precio imbatible. En menos de un semestre cualquier amante del vino lustraba su vanidad de conocedor recomendando este tinto que le sacaba un cuerpo a la media y provenía de una ignota bodega en San Juan. El boca en boca fue el combustible del éxito de una compañía que revolucionó el mercado porque no le exigía al consumidor otra cosa que su disfrute. En sólo siete vendimias la bodega pasó de producir cero a un millón de cajas. Hoy, Callia Alta supone el 10% del share de su segmento de precio –una hazaña para un vino nuevo- y es una de las marcas más recordadas por el consumidor. Cuesta 18 pesos.
NIETO SENETINER BONARDA EDICION LIMITADA: el motor del Bonarda
Hoy se habla mucho del Bonarda. Se dice que es número puesto para ser la sucesora del Malbec, que está en todos los vinos diarios y hasta que en realidad no es Bonarda, sino Corbeau (una variedad francesa). Todo este optimismo nació con la Edición Limitada de Nieto Senetiner en 2000. Hasta ese momento, la variedad era considerada clase “B” en nuestro medio. Pero la bodega –de la mano de sus enólogos Roberto González y el entonces asesor Alberto Antonini- la llevó a un nuevo escalafón y demostró en la copa que era posible hacer un gran vino con ella. A la fecha se encuentra a la venta la cosecha 2007 ($165), aunque el vino ya tiene diez vendimias.
CHANDON 187: el espumante llega a la disco
Con el cambio de siglo Chandon aportó su granito de arena a la revolución del vino argentino. En 2000 lanzó su Extra Brut en formato 187, inaugurando así una forma nueva de beber espumantes: ni más ni menos que del pico y en medida individual. Con una innovación simple –sólo se achicó el envase y se estrenó la tapa a rosca- los espumantes cambiaron para siempre. Podías saltar en una fiesta sin temer que se rompiera la copa y beberlos a deshoras, cuando quisieras y donde más te gustara. Pronto el mercado se pobló de estas botellitas –hay al menos una docena de marcas- que inauguraron un consumo individual para una bebida esencialmente social.
COBOS MALBEC: la conquista de la estratósfera de precios
Una de las tendencias más curiosas de estos últimos años fue la creación de un segmento de altísimo precio. Los primeros pasos en ese sentido los dieron dos bodegas rionegrinas de capitales extranjeros, Noemía y Chacra. Pero segmento de ultra tops no terminó de crearse hasta 1999, cuando Viña Cobos puso sus Malbecs por encima de todos y cuajó la estratósfera de los precios. Hoy hay vinos que a cosecha nueva cuestan mil pesos y más. Lo sorprendente es que los vinos de Cobos se agotan todos los años. Es más: recientemente sacaron una edición limitada de 42 cofres de madera con una cata vertical de seis añadas a $10.000 la unidad. Se vendieron todos en menos de un mes.
ACHAVAL FERRER ALTAMIRA: el primer vino boutique exitoso
Cuando Achával Ferrer inició su proyecto con la cosecha en 1999 –unas 10.000 botellas entre Malbec Altamira y Achával Ferrer, corte-, inauguró el modelo de bodega boutique enfocada en grandes productos y altos precios que, con los años, se demostró ejemplar. Esencialmente Malbec de terruño, Altamira ($500) combina el expertise de Roberto Cipresso –enólogo italiano y socio del proyecto- con lo mejor de la uva en el sur del Valle de Uco. Hoy sus vinos se beben en 52 mercados de 4 continentes y, por vendimia, elaboran un tope de 200.000 botellas entre tres líneas de vinos. En 2010 llegó a la carta del famoso Fat Duck, el restaurante molecular de las afueras de Londres, y fue declarada Bodega del Año en 2009 por Wine Enthusiast. Muchas pequeñas casas se vieron inspiradas por su caso, pero sólo unas pocas lograron acercarse a su éxito.
ANGELICA ZAPATA CHARDONNAY: los blancos alcanzan la alta gama
A fines de la década del 80 a Nicolás Catena, dueño de Catena Zapata, le obsesionaba lograr dos vinos ejemplares: un Cabernet Sauvignon y un Chardonnay fuera de serie, que pusieran a la Argentina a jugar en primera división a nivel mundial. Para elaborar el segundo, en 1988 contrató a Paul Hobbs, un enólogo estadounidense que venía de realizar algunos de los Chardonnays más notables de California. Junto a José Galante –entonces al frente del departamento de enología- desarrollaron el primer blanco de alta gama de la Argentina: Angélica Zapata 1996. Un vino al que por mucho tiempo ninguno le hizo sombra y que fue sinónimo de blanco lujoso durante casi una década, hasta que otros siguieron sus pasos. Hoy está a la venta la cosecha 2005 y cuesta 90 pesos.
FINCA LA LINDA: el primer restyling de una bodega clásica
Hay bodegas que, de tan clásicas, siempre fueron viejas. El caso de Luigi Bosca es bien distinto. Con cuatro generaciones de bodegueros, los Arizu comprendieron que en la década del 2000 había otro público para el vino y que, en las antípodas de lo que venían produciendo, había un nuevo segmento de consumidores buscando alta calidad. En 2001 lanzaron una línea de vinos que se adelantaba a su época: Finca La Linda, la primera marca que, con un approach joven, renovó el panorama de los clásicos nacionales, marcando un camino que seguirían otras. Con el tiempo pasó de ser una acotada línea de varietales, a tener 11 etiquetas con dos blends lanzados el año pasado.
27.04.2011
9 etiquetas que triunfaron afuera y ahora podés probar acá
Estos vinos nacionales son un éxito en el extranjero sin haber pasado jamás por nuestras vinotecas. Algunos ya se pueden conseguir en Buenos Aires.
Latente Malbec 2009 ($24). En el mercado de exportación no todo es altos puntajes. El éxito a veces viene dado por una red de contactos o por el expertise de un empresario. Ese es el caso de Latante, la marca que Francisco Pannocchia desarrolla desde 2007. Pannocchia trabajó en varias bodegas de primer nivel en el área de Comercio Exterior y hoy vende sus vinos en Estados Unidos, México y China. En el mercado doméstico se ven en algunos restaurantes, como Doppio Zero o Brando. También se consiguen en la ciudad de La Plata. Es un vino frutado, con estructura y boca amable. La relación calidad precio es muy buena. El Cabernet Sauvignon Reserva también vale la pena.
Lamadrid Malbec 2009 ($46). Esta bodega, con etiquetas surrealistas, representa otro modelo de éxito exportador. La empresa es una sociedad perfecta. Comercialmente está manejada por Guillermo García Lamadrid, un hombre que fue enviado desde Cuba a Miami con 11 años de edad y que con los años construyó una distribuidora de alimentos en el Caribe y en EE.UU. Sus vinos los elabora Héctor Durigutti, el enólogo argentino que más puntajes internacionales lleva acumulados en su carrera. El estilo frutal y directo de sus tintos conquistaron el mercado norteamericano en poco tiempo, mientras que hoy ganan presencia en la góndola nacional en restaurantes y vinotecas. Probá también el Lamadrid Malbec Gran Reserva (2005, $110), o su flamante Cabernet Franc Reserva (2007, $66).
Altocedro Malbec Año Cero 2010 ($42). La historia de esta bodega es típica del fenómeno que contamos. Karim Mussi Safie es un joven enólogo que, a comienzos de la década pasada, en una bodega vieja La Consulta, empezó su proyecto con la prioridad de asegurar la calidad de su producto. Consiguió un buen viñedo de Malbec, acondicionó unas piletas y elaboró la primera vendimia en 2004 con unos pocos pesos propios y otros prestados. Tres años después, sus vinos sacaban 91 puntos en Wine Spectator y comenzaba una carrera que lo llevaría a hacer crecer su negocio. Hoy, concentra sus ventas en Estados Unidos y su línea se completa con Altocedro Reserva Malbec (2008, $75) y Altocedro Tempranillo (2010, $42), además de Desnudos, el ícono de la casa. En nuestro país se lo consigue en el sitio especializado sietespirits.com.
Tempus Alba Malbec 2009 ($62). La bodega de la familia Biondolillo es conocida por dos motivos: su proyecto de selección genética de Malbec y sus excelentes vinos. La genética la dejamos para otra vez, para concentrarnos en sus vinos, que desde la primera vendimia en 2003 no se han dejado de exportar. Tempus Alba conquistó primero el mercado externo –son fuertes EE.UU., Brasil y ahora China, su principal comprador de alta gama- y luego en el mercado doméstico. En estos años, la casa cimentó su prestigio con base a vinos expresivos, elegantes y con buena estructura. Su Malbec es el hit, con ocho meses de crianza, pero también conviene ponerle el ojo al Tempranillo (2009, $62). Suelen estar entre los top cada vez que se realiza un concurso o alcanzan los 90 puntos de Robert Parker. En Buenos Aires, por suerte, cada vez es más fácil conseguirlos en vinotecas especializadas.
Manos Negras Malbec 2006 ($76). Proyecto de cuatro emprendedores vinculados al vino de exportación: Jeff Mausbach (ex Wine Education Director en Catena), el agrónomo Alejandro Sejanovich (ex Catena) y de los enólogos neocelandeses Jason Mabbett (ex Escorihuela y Rutini) y Duncan Killiner (consultor). Su red de relaciones les ha abierto las puertas del mercado. La marca rinde homenaje a la gente que elabora el vino con sus propias manos, de ahí el nombre y la imagen de la etiqueta. Elaboran un Torrontés de San Juan (2009, $48) y un Pinot Noir de Patagonia (2008, $76). El Malbec está elaborado con uvas de Altamira, Valle de Uco. En la ciudad se lo consegue en algunas vinotecas y restaurantes, como Aldo’s, del sommelier Aldo Graziani, en San Telmo.
Perpetuum Merlot 2008 ($78). Giménez Riili es una bodega de larga trayectoria en nuestro país que, en los últimos años, se enfocó especialmente en la exportación. Está ubicada en Vista Flores, Tunuyán, al pie de la cordillera. Sus viñedos están en las principales zonas de Mendoza –Valle de Uco y Maipú- y elaboran vinos de un estilo que marcha a caballo de los modernos y los clásicos. Que uno de sus productos más famosos sea Merlot ya da la nota: un tinto aromáticamente rico, cargado de tintas, con una acidez refrescante. En eso, los seis meses de roble colaboran. También su Torrontés Riojano (2010, $60) es famoso, lo mismo que el Malbec Reserva (2007, $252). En la ciudad, recién ahora se los ve en vinotecas, de la mano de la pequeña distribuidora Los Pasos.
La Mascota Cabernet Sauvignon 2009 ($80). El nombre de esta línea de vinos de Bodega Santa Ana no responde a ningún animal. La Mascota se llama el viñedo insignia de la casa y está ubicado en Cruz de Piedra en Maipú, Mendoza, cuna de los grandes Cabs argentinos, algo que este vino ha demostrado ampliamente, ya que siempre está entre los primeros puestos en cualquier cata nacional e internacional. La bodega elabora unas 80.000 botellas, cuyos principales destinos son Holanda, Dinamarca y Suiza, a los que se suma Brasil. Está disponible en la carta del famoso restaurante Fat Duck, en Londres, pero en nuestro mercado lo vas a conseguir sólo en algunas vinotecas especializadas. Sabemos que está en “La Estación de Vinos”, La Lucila, y sino, por venta directa llamando al 5198-8022.
Benmarco Cabernet Sauvignon 2008 ($100). Dominio del Plata elabora este vino en el corazón de Agrelo, Luján de Cuyo, y es un caso ejemplar de éxito exportador. Partiendo de que la enóloga Susana Balbo –socia propietaria- fue durante 2009 presidente de Wines of Argentina (entidad que nuclea a las bodegas que venden afuera), está claro que su voluntad es conquistar el mundo. Desde su nacimiento a fines de la década del 90, sus vinos se afianzaron especialmente en el mercado norteamericano. Etiqueta mimada por la prensa especializada –suele rankear con más de 90 puntos-, Benmarco es un tinto de una riqueza difícil de igualar, con una boca jugosa y largamente refrescante. De la misma bodega, buscá el fragante Críos de Susana B Torrontés (2010, $60). Acá se lo consigue en muy pocos restaurantes y vinotecas especializadas.
Trez Malbec 2007 ($120). Nacida del sueño de tres CEO’s dedicados cada uno a su manera al comercio exterior –Esteban Zombory, Jorge Ramírez y Roberto Timms-, Bodega Deumayen ya hizo pie en difíciles mercados como Suiza y Reino Unido, mientras gana terreno en EE.UU. luego de obtener 92 puntos Parker. Recién llegado al país, Trez Malbec es un tinto profundo, de estructura lograda y taninos redondos, que deja la boca con un sabroso final frutal. Se lo consigue en un puñado de vinotecas, entre las que están Lo de Joaquín Alberdi, El Pireo y Borbore.
30.04.2011
10 tintos esenciales para armar tu bodeguita en casa
El sueño dorado de todo amante del vino es tener una cava privada. Te pasamos 10 etiquetas imprescindibles para iniciarla y presumir de ella.
1. Callia Reserve Malbec 2008 ($25)
Es dar tu primer paso: de una marca bien conocida, elegís un vino más caro que la media. En eso, este Reserve le aporta a tu colección una pátina de barniz de entendido. Y el Malbec acompaña con su boca carnosa, de andar fluido y suave. De paso, le suma una región al listado: San Juan.
2. Perdriel Caramañola ($36)
En una cava que quiera llegar a grande debe haber un clásico con historia propia. Perdriel es el candidato seguro. Con nueva caramañola –muy estilizada, por cierto- este blend le aporta el toque retro necesario a este listado, justo ahora que está de moda volver al pasado. Un solo dato justifica su presencia en tu cava: nunca ha podido ser discontinuado, porque la gente lo pide… y lo pide… y lo pide.
3. Dante Robino Bonarda 2008 ($37)
Entre los esenciales no puede faltar un Bonarda, la variedad tinta que viene con estrella ascendente en el mercado doméstico. Entre los que hay disponibles, el de Dante Robino consigue tres cosas fundamentales: color profundo, aromática floral y una boca que se deshace en sabor como un algodón de azúcar.
4. Saurus Pinot Noir 2009 ($45)
Toda cava que quiera presumir de moderna tiene que tener en cuenta al Pinot Noir. Favorito de especialistas, es un varietal que si lo elegís cruzás la barrera de los entendidos en el acto. Claro que por eso suele ser caro. Si no querés saltar por las nubes de los precios, el patagónico Saurus tiene el mejor entre los que están a tiro de bolsillo: un tinto ligero, aromáticamente frutado y de paso liviano y cordial.
5. Kaiken Cabernet Sauvignon 2008 ($45)
Le va a dar un toque cosmopolita a tu cava. La bodega es de capitales chilenos y la lidera nada menos que Aurelio Montes, un prócer de la enología trasandina moderna, que de este lado de la cordillera, en Luján de Cuyo, produce sus etiquetas Kaiken. El Cabernet resulta carnoso y frutal, y eso lo convierte en un rico y raro espécimen de colección.
6. Fin del Mundo Malbec Reserva 2007 ($50)
En el vino hay bodegas que de pronto están en boca de todos y que logran ser algo así como un must del mercado. Tener un vino de esas bodegas le suma a tu colección un costado trendy. Fin del Mundo es esa bodega hoy. Y el mejor de sus vinos es este Malbec con trazos evidentes de roble, con una textura jugosa que refresca.
7. Lunta Malbec 2008 ($78)
Otro punto clave de una colección es darle brillo personal. Para eso, hay que saber elegir. Un vino de bodega top, pero que no sea precisamente su etiqueta más cara, te dará ese lustre de especialista que sabe lo que le gusta. Lunta Malbec, de Mendel Wines, es perfecto: liviano y fragante, resulta tan rico que sorprenderás a quien se lo convides, por la quinta parte de lo que cuesta el ícono de la casa.
8. Domingo Molina Cabernet Sauvignon 2006 ($98)
Coleccionar se trata ante todo de conocer: tenés que incluir etiquetas de diversos terruños. En el caso de Salta, buscá una bodega como Domingo Hermanos, conocida entre los entendidos por su buen Cabernet, bien balanceado y potente como un ariete.
9. Carmelo Patti Cabernet Sauvignon 2003 ($98)
En tu colección ocupará un lugar que hasta aquí viene vacante: el del microproductor que logra triunfar con su vino. Un Cabernet sobrio y refinado a la nariz, que al paladar se despacha con intensidad contenida por unos taninos suaves, de trama apretada y fina.
10. Gala 4 2008, by Luigi Bosca ($160)
Es el último vino de la saga Gala en llegar al mercado. Por eso, y porque es un raro blend de Cabernet Franc y Malbec, tiene derecho a un lugar en tu petit colección. El vino es un combo aromático muy fragante y frutal, que al paladar llega firme en estructura y con prolongado sabor. Un capricho justificado en la novedad, que envejecerá de maravillas.
03.05.2011
6 etiquetas para redescubrir al Chardonnay
Es el varietal de alta gama entre los vinos blancos. Aquí, 6 recomendados por menos de 60 pesos.
1. LATITUD 33 CHARDONNAY ($22,50)
Una clara demostración de que un blanco no tiene que ser caro para ser bueno. En este caso, se trata de un Chardonnay en toda ley, que tiene el espíritu a veces introvertido del varietal –al menos en materia aromática-, combinada con la textura voluptuosa y envolvente de su cuerpo. Por disponibilidad, precio y calidad, un ejemplar a tiro de bolsillo que ayudará a descubrir el camino de los blancos. Con unos hogareños penne rigatti a la crema, completás el cuadro de sabores sencillos.
2. ALAMOS SELECCION DE VIÑEDOS CHARDONNAY ($40)
Catena es una de las bodegas que tiene mérito propio a la hora de hablar de Chardonnay. Un poco porque ellos fueron los primeros en intentar calcar el fenómeno californiano, con blancos untuosos y fragantes, y otro poco porque elevaron al varietal a un nuevo rango. En su gama Alamos Selección de Viñedos vas a encontrar todo lo que le podés pedir al varietal, con el plus de estar siempre a mano, desde restaurantes a supermercados.
3. XUMEK CHARDONNAY 2010 ($40)
Esta bodega fue primero reconocida en el mundillo del vino por su buen Syrah, un tinto que marcó un quiebre al varietal. Pero los que cruzaron la barrera del color, descubrieron hace dos vendimias que Xumek escondía un tesoro: este Chardonnay, elaborado con uvas del Valle del Zonda y criado en barricas de roble. Marcadamente aromático, lo suyo es el paso mullido, refrescante y el final levemente vainilloso del roble. El secreto, la asesoría de Paul Hobbs, experto en la elaboración del varietal.
4. ALAMBRADO CHARDONNAY ($47)
Santa Julia lanzó su marca Premium Alambrado hace dos años. Ahora suma a los ya existentes Cabernet Sauvignon y Malbec este flamante Chardonnay, que salió a la venta a mediados de marzo. Está elaborado con uvas de Tupungato, Valle de Uco, a 1100 metros sobre el nivel del mar. Presenta un color amarillo verdoso típico, y en nariz destacan las frutas blancas maduras, con detalles tropicales. Con buen volumen tiene el paso untuoso y un largo final.
5. SALENTEIN CHARDONNAY 2010 ($60)
La bodega ubicada en el Alto Valle de Uco comienza a perfilar un nuevo camino para el Chardonnay, de la mano de José Galante, su nuevo enólogo. Se sabe que las uvas de esa zona son excelentes. Y de ahí que el ejemplar de Salentein es el indicado para los no iniciados: de un color verde atractivo, sus evidentes aromas de manzana invitan a una copa. Y en la boca es levemente tirante de acidez, pero con una sensación aterciopelada que conmueve. Inmejorable con una tablita de quesos.
6. FAMIGLIA BIANCHI CHARDONNAY 2010 ($60)
Cuando se habla de Chardonnay se comete un gran error si no se mencionan los de San Rafael. Al sur de la capital mendocina, este terruño consagró al varietal en las góndolas locales. Y entre las bodegas de la región, Casa Bianchi tiene este Famiglia que, con matices ligeramente ahumados, le aportan complejidad. Es un blanco ideal para la mesa, mucho mejor si lo bebés frío, nunca helado. Acompaña a la perfección desde una picada hasta un salmón a la plancha.
15.05.2011
No todos los Malbec son iguales: 6 etiquetas con personalidad propia
El Malbec es el tinto argentino por excelencia. Y entre tanta oferta, algunas etiquetas sobresalen por ser diferentes al resto.
1. MARCUS MALBEC 2008 ($24)
Una grata sorpresa en la góndola de los accesibles. Lástima que el Merlot de la misma marca le haga sombra, porque este Malbec patagónico tiene a su favor la aromática frutal y vegetal que adquiere esta variedad en esa zona, con una acidez atípica y refrescante. Podrás argumentar que estéticamente no es un logro, concedemos, pero una vez que lo probás es imposible que no luzca en una mesa de amigos, ya que es un serio candidato a un interminable asado de fin de semana.
2. LOS CARDOS MALBEC 2009 ($39)
¿Cómo hace Doña Paula para conseguir este nivel de fruta, la elegancia en boca y el sabor final de este vino, aún cuando elabora mucho volumen? Es un misterio. Y sin embargo este Malbec está entre los más parejos del mercado. Su aromática directa te obliga a abrir los ojos al percibir su perfume, y el paso jugoso emociona. Un fuera de serie de la góndola que hay que conocer. Plus: suele tener muy buen precio en cartas de restaurantes.
3. ALTO LAS HORMIGAS 2009 ($59)
Este es un tinto que definió un estilo de estándar internacional para la Argentina. Antes, los Malbecs querían ser vinos facilones y cordiales. Pero cuando apareció Alto Las Hormigas la cosa cambió. La cosecha 2009 –la décima de su historia- recuerda al gran David Bowie: no importa que pasen los años, siempre es moderno. Lo mejor que tiene es su nariz punzante y el andar arrobado de unos taninos mullidos, que llena la boca de buen sabor.
4. NORTON RESERVA 2007 ($60)
No en vano ha sido incluido entre los 100 mejores del mundo según la revista norteamericana Wine Spectator. Norton no escatima esfuerzos para elaborarlo y lo que consigue es una perla violeta, de aroma frutal y especiado, con un paladar sofisticado que sirve para hacer escuela: carnoso, de taninos suaves y final frutal, que reverbera en el fondo de boca largo rato. Un Malbec ejemplar a la hora de hablar de lo que nuestro país puede hacer: más de un millón de botellas de un tinto impecable.
5. MALBEC DE RICARDO SANTOS 2008 ($70)
Cuando se habla de Malbec personales, es inevitable no mencionar el de Ricardo Santos, hombre de larga trayectoria en el vino argentino. Su vino, elaborado con uvas de Luján, es suave y ligero, pero al mismo tiempo complejo: aromáticamente recuerda a la ciruela y algo de pimienta negra, y llena la boca con esa mezcla rara de amabilidad y buena presencia que tienen los clásicos. No ostenta ninguna modernidad, sino el carácter sosegado y singular que entrega la experiencia.
6. ALTOCEDRO RESERVA 2008 ($140)
Este vino esconde un secreto: según palabras de Karim Mussi, su enólogo, fue fermentado con una porción de Semillón (uva blanca), de ahí que gana color y sobre todo ligereza, aún siendo un tinto de paso fluido y profundo en su estructura. Lo que más gusta de este Malbec es que no se parece a otros: en eso, La Consulta, de donde es originario, le pone un sello distintivo aromáticamente hablando. Si bien el precio es alto, es para tener a mano para cuando quieras darte un gusto.
Por Joaquín Hidalgo